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martes, 31 de enero de 2012

LOS FELICES BOBALICONES

Quien ha tenido la oportunidad de ver teatro, de leer, cómo en el siglo de oro la figura del bobalicón o bufón es una constante en el retrato que de la sociedad española se hace, está convencido de que es habitual encontrar esa figura en el devenir de toda la historia de la literatura española. Podríamos prescindir de los ejemplos europeos porque todo el siglo XIX, por ejemplo, nos ofrece la maraña de personajes con las mismas características de personas bufas, no libres, no incómodas con la burla social y personal que se les hace. Es más, toda una corriente del humor, el más aplaudido en las representaciones de los cómicos tenían a la figura del "blando de cerebro" o "tonto del pueblo" como necesaria, imprescindible para hacer reír a sus coetáneos. Aún recuerdo el retrato espléndido que hizo Torrente Ballester sobre uno de sus personajes  de "Los Gozos y las Sombras", Paquito "el relojero", una escena mágnífica en la que su medio locura y su medio hacerse el tonto, su dejarse partir los morros, sólo tenía como finalidad ejercitar una libertad que no podía obtener de otra manera en una sociedad en la que todos tienen un puesto en el engranaje, todos tienen que mover sus kilos de esclavitud y tontuna adicional. Paquito "el relojero" sabía que era libre y, que como tal, podía permitirse hacer lo que quisiera y su locura no era más que una pátina de engaño hacia quienes lo creían convertido en un imbécil.  Es cierto que no voy a destripar la novela para quien no haya leído esa magnífica trilogía del inolvidable Torrente Ballester pero siempre supe desde que leí y vi la serie de televisión (no quiero olvidar la actuación extraordinaria de un actor de bandera como es y será por siempre Manuel Galiana, realmente grandioso en la construcción del personaje) que la vida de un "tonto" no es fácil si la construye con el único fin de liberarse de hipocresías sociales, estúpidas "escenitas" de cariño melifluo, grandiosas actitudes políticas en las que la bufonada es la que rige cualquier evidencia de realidad. Todo esto que intento explicar es para llegar a otro sitio bien distinto: una pregunta retórica, o una reflexión retórica. La escena de bobos y bufones que hemos insertado en nuestra sociedad como algo irremediable, necesario, alejado de cualquier ética que no sea la "más santificada" y perdonable siempre, afecta a todos y cada uno de nosotros, nos hemos dejado llevar por esa cadencia de querer formar parte de un engranaje   que es importante para nuestro día a día y que sin embargo, se encuentra ajeno a todo lo correspondiente a la creación de una sociedad más justa, una sociedad de sólidos principios. No sé si decir que íbamos bien, pero de pronto, al convertirnos todos en marqueses.... (Suelo decir lo de convertirnos todos en marqueses porque es una vieja aspiración ancestral del hombre español, sea de la  región o nacionalismo al que pertenezca, el caso es sobresalir de la media, envidiar al de al lado por lo que uno tiene y detestarlo por lo que ha conseguido, en definitiva ser hidalgo, tonto, pero hidalgo. 

Realmente es difícil explicar el concepto que intento transmitir de típico bufón español. Tal vez algunas preguntas pudieran ser de gran ayuda en su definición:  ¿Cómo es posible que los españoles en general y las circunstancias en particular permitan sinsentidos tales como los que vivimos en órdenes vitales de nuestra convivencia común? ¿Cómo se puede declarar a un hombre inocente cuando todas las evidencias indican su culpabilidad? ¿Cómo se puede crear una organización  destinada a querellarse sistemáticamente contra un juez? ¿Cómo se puede permitir que un presidente  del gobierno diga al mundo entero, sonriendo -encima- que la reforma laboral le va a costar una huelga general y lo diga desde una ausencia sin precedentes, haciendo tiempo para que los recortes y la decepción no llegue al electorado andaluz que tiene que pronunciarse en las urnas? ¿Cómo es posible que, y esta es la pregunta más dolorosa y  que con más vergüenza hago, Murcia sea un granero de votos para la derecha, cuando el crecimiento de la pobreza no tiene precedentes en la historia moderna, y su crecimiento -el de la pobreza, el de los pobres- triplica y cuadriplica a algunas otras comunidades autónomas? ¿Entienden tanta pregunta sin sentido?¿Entienden por qué me pregunto el porqué de tanto disfraz de bufón en este país? ¡Ah, y encima el único crecimiento apreciable en la Región, además de los parados y el antedicho, es  la matriculación de coches de lujo!

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