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lunes, 29 de octubre de 2012

EL DEDO DE MERCADO








En un tiempo en el que las historias están de más, precisamente porque tanto relato y tanto contar nos distrae de lo verdaderamente importante, yo he decidido crear un historia o contar una historia que a su albedrío dejo como real o imaginaria. En un país de ciegos en el que el tuerto es el rey (es un dicho, que nada tiene que ver con Juan Carlos) vivían unas personas muy afortunadas que se llama
ban consejeros, presidentes, directores y otras denominaciones que hacían de ellos seres especialmente bien tratados por una economía de mercado que los utilizaba como exprimidores de una casta inferior que se llaman trabajadores y que, a pesar de la riqueza que generan, se han convertido en esta economía en prescindibles y caros por ser muchos. Ese grupo que tanto ama la libertad de mercado, la economía de mercado, la sociedades mercantiles, la sanidad de mercado (privada), las escuelas de mercaderes (que por tanto dinero te dan un título -sepas o no sepas-), los másteres de mercado, la información de mercado -manipulada y convertida en información de saldo- porque ya viene masticada y prejuzgada con el fin de hacerla más digerible y admisible por quienes tienden por buena educación y buena voluntad a creerlo todo; ese grupo de hombres y mujeres privilegiados, que siempre son elegidos a dedo por sus superiores y constituyen un núcleo de lo más variopinto en la cosa de la “res-pública”, cobran sueldos de privilegio, tanto que un solo sueldo, serviría en un año para pagar de 3 a 25 salarios mínimos interprofesionales de Bruselas (por los 2000 €, céntimo arriba o abajo). ¿Qué ocurre? Pues lo siguiente: cuando encuentras a un jefe más o menos directo que se lleva una pasta de 80.000 € anuales (recordemos que son casi 14.000.000 -millones- de pesetas, y no sólo eso, sino que otros dos jefes más -más o menos directos- cobran cantidades semejantes en un mismo ente público como cargo de confianza de un partido, se te hinchan las narices, la mala hostia, las venas, la dignidad, se desinfla tu mesura, tu saber estar, tu buena educación y cuanto se supone de ti agradable y afecto a la sociedad que te rodea. Podemos unir a ello que los tres privilegiados se encuentran muy unidos para iniciar un ERE en la empresa que dirigen terminando con la actividad laboral, más que necesaria, de, supongamos, 30 personas que han dedicado su trabajo y la misma afección, su vida, a la empresa de la que hablamos; en algunos casos, contratados en fraude de ley desde el inicio de los tiempos, y casi siempre tratados muy desfavorablemente en función de sus expresiones ideológicas. Cuando sabes de los posibles fraudes de los que quedan impunes estos señores que cobran un cuarto de millón de euros (con una vez más esa cantidad se podrían pagar las nóminas de la totalidad de la plantilla) porque resultan que cobran supuestamente, y digo supuestamente, más que el presidente de la Comunidad de la que hablamos, entramos en algo, que para quien no lo sepa, se llama injusticia social, y algo peor, se llama germen de una revolución que no tardará mucho en presentarse de una forma tan cruenta como inolvidable. ¡Ah podemos decir que ese grupo de señores que tanto tienen que agradecer lo hacen a los superiores, nunca a quienes les ayudan en realizar su trabajo, hasta tal punto, como luchar en una negociación, con ahínco y obstinación por arrebatar a un trabajador 100 € que le correspondían por sus 20 años en la empresa. Y me queda algo por decir, tras actitud tan tirana, malvada, poco honrada, encuentras a un hermanito de la caridad que siempre te recibe con una media sonrisa y la mirada curvada. Pobre gente, lo que les espera.

miércoles, 24 de octubre de 2012

"ande yo caliente....."

Entre nervaduras góticas transcurren los días impacientes de tocino y almendras. Vale, -es una chorrada como comienzo- me importa tres pepinos que el sistema esté diseñado para que unos pocos puedan hacer lo que venga a bien y mejor a los 
grandes capacitados para decidir sobre el hambre de los demás. Suelen decir que el periodismo ha muerto gracias a las actitudes de buenos y mejores ejemplos de la profesión, la idea primigenia de ser un valor democrático que controle la realidad social que mueve la política, cómo lo hace y cómo lo evita, ha quedado obsoleta. Ahora se descubre que el periodismo (remunerado) es el gran mal del siglo XXI, junto a los sindicatos, el bienestar social y la democracia (bueno, a lo que llamamos democracia y que ha quedado en ser una simple sombra salida de la caverna platónica). Lo bueno y pertinente es saber que la gente de a pie le gusta que restrinjan sus derechos, que conmuten su bienestar por una vigilancia que asegure sus vidas de plastilina y, ante todo, que eliminen del diccionario la palabra libertad o simplemente transformen su significado en algo completamente distinto. Pueden echar un ojo a un libro titulado "Historia de seis ideas" de Tatarkievicz para comprender la capacidad humana de transformación de significados, a través del ingenio y la especulación lingüística a lo largo de la historia. Aunque haya recibido un suspenso de mi profesora de estética (María Josefa Alcaraz León) podría desarrollar la teoría del entendimiento de Locke con el fin de hacerles entender lo persuasivas que son las oratorias sofistas que se usan para convencer de lo uno y lo contrario. Asistimos a ello día a día en las explicaciones que sobre cualquier cosa dé la señora Cospedal o la expresidenta (ahora funcionaria) Aguirre, por no hablar de otros impresentables menos carismáticos que llevan a sus partidos políticos a cuidados paliativos. El entendimiento pasivo, como el alma pasiva o una actitud democrática pasiva, sólo significa que me las den todas, que me conformo y me place lo que me dan sin hacer o decir nada que transforme mi entorno: así, no va la cosa.
En los últimos tiempos, después de servirse del trabajo y la capacidad de los periodistas para llegar a un gran público, informar y tener controlada la información entre los más pelotas o afines a los partidos que diseñan las estrategias de comunicación, llegan los nuevos tecnócratas de este insano nuevo régimen de escasas libertades y dicen que sobran los trabajadores de la comunicación, total, unos pocos medios bien controlados por el poder pueden disponer de la información suficiente “elaborada”( léase manipulada) como para que el resto juegue a ser periodista a través de las redes sociales, denunciando a diestra y siniestra, evidenciando lo no idóneo, echando sapos y culebras, entre otras intenciones, para acabar con una injusticia manifiesta. Pues sepan todos, todas, que este sistema mercantilista de la información algún día lo necesitarán, y será cuando se den cuenta de que la verdad no es nunca absoluta, tendencia a la que derivamos. No daré aún pistas, pero lo pagaremos caro. Toda involución siempre tuvo una respuesta que se llama revolución. Busquen las etimologías y, de paso, busquen en la historia. Lo imposible no existe, aunque sea injusto. 

Alguien que ve cómo la injusticia se instala a su alrededor sin poder hacer nada y ni siquiera poder gritar a los cuatro vientos el nepotismo con el que se da trabajo en organismos públicos a cuñadas, nueras, hermanos y "mamones" varios, y ve el silencio corporativo de los directores, el consentimiento y tolerancia implícita con que afrentan tales nombramientos, mientras a un mismo tiempo empiezan a decidir a quienes echar a la calle y a las fieras (bancos, paro, gobierno etc...) y no puede gritar a los cuatro vientos la injusticia que supone, es que ya no está vivo, es que el sistema le ha seducido con ese bonito eslogan -máxima de la idiosincrasia española- que dice: "ande yo caliente....." Que conste que me sigue dando mucha vergüenza mirar a la cara de algunas personas de mi entorno social, y lo peor de todo es que no me importa decirlo, aunque eso signifique ser un proscrito marcado con el látigo de la indiferencia o del martirio. Buena semana.