Necesito poner en orden mi pensamiento. Cuanto más intento exponer las mentiras a las que estamos sometidos en nombre de la democracia lamento, realmente, que la humanidad haya llegado a este punto de no retorno. Es probable que los ideales que he concebido como correctos sean ideales infantiles, inadecuados por ser poco complejos, pero, sin duda alguna, son ideales que creí que nacían de una ética irreprochable en la que los demás son lo importante, el uso del "todos" como ente global que necesitamos ayuda para hacer frente a este sinsentido que es el neoliberalismo o capitalismo salvaje. Todo no puede valer, es imposible que todo valga, y la reacción de miles de millones de personas es evidente que es una amalgama de difícil organización, de difícil puesta en común. Pero esa diferencia, ese no saber qué es lo importante es de lo que se sirven todos esos grandes relaciones públicas capaces de dar entender cualquier cosa y convertirla en imprescindible para el resto de individuos. Es un control mental alimentado con muchos fines: uno de ellos es, evidente, distraer los asuntos que son realmente importantes de la gran mayoría de los humanos. Es realmente impúdico ver como siempre logran salirse con la suya quienes a diario se apropian de lo ajeno, se apropian de todo aquello que forma parte de un patrimonio común que se llama humanidad. Y cómo es posible que ese global llamado así no sea capaz de deshacer esa pócima que nubla nuestras conciencias.
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