Llevo toda la tarde recopilando recuerdos de este año que acaba y, realmente, es uno capaz de rememorar extrañas anécdotas que desfiguran la imagen genérica de un año hermoso, pleno de buenos momentos -algunos inolvidables- vividos con gente a la que quieres, gente que forma parte de tu vida más íntima y que es, sin duda, la más valiosa. En lo demás, para un ser asocial como yo, es complicado interpretar las razones ajenas que mueven tu vida sin tener uno conciencia de los porqués. En el terreno profesional he tenido que comprobar dos cosas: el sinsabor de conocer quien es quien, y cual su grado de reconocimiento profesional hacia mi persona y forma de trabajar y, lo más importante, lo extraordinarias que son las personas una a una, e incluso unidas. He comprobado la existencia del altruismo, he comprobado un año más la magnífica sensación de sentirte arropado por gente que te demuestra un cariño, de todo punto, inmerecido y que convierte los momentos más bajos en situaciones de auténtica alegría: os lo agradezco realmente. Este año que dejo atrás he tenido la oportunidad de descubrir a muchos seres maravillosos ( quien me conozca un poco sabe que siempre me quedo con lo positivo), muchos de ellos forman parte de EL FIN DE SEMANA EN ORM: LABORATORIO SONORO. Absolutamente todos me han sorprendido y espero que sigan haciéndolo en el 2012. De lo negativo, que lo ha habido, mejor no hablar para no avergonzar a quien debería sentirse rastrero por su comportamiento.
Quiero por tanto agradecer, las sonrisas, los momentos de complicidad vividos con quienes considero buenos amigos, agradecer las palabras y lo elogios que llegan desde muy lejos, agradecer las muestras de ternura, la ayuda profesional prestada, los ánimos recibidos en los momentos de angustia. En fin, me gusta ser agradecido y quiero serlo con mis compañeros de trabajo, aquellos que considero compañeros -que por desgracia no son todos- y a toda suerte de amigos, desde los circunstanciales, a los sociales (son muy pocos) y a mis amigos, aquellos que adoro y a los que no necesito recordárselo nunca
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