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lunes, 23 de enero de 2012

LOS LUNES CARA AL SOL

Todos los lunes me aseguro de sentarme en el banquillo o poyete de mi retiro semanal (que yo digo que es para estudiar, pero que este año, es para cualquier otra cosa distinta: las  musas o inspiración me han abandonado y no me  dejan concentrarme  en dos "chuminás"  que me quedan para terminar la carrera, y eso que prometí terminarla antes de usar callao, y no sé si finalmente lo conseguiré). Estaba sentado en mi poyete donde suelo reflexionar cara al sol y (elimínese cualquier tipo de intencionalidad política al respecto: mi  poyete te obliga a estar cara al sol y llenarte de vitamina D, no otra cosa) y me pregunto  no sé si con acierto, con miedo, alienado... ¿qué está ocurriendo en la sociedad? ¿Desde cuando nos creemos todos marqueses o duques o altos burgueses capaces de tener todo cuanto la codicia y los medios de comunicación determinan que podemos poseer?. Hace tiempo que descubrí que hay un sin sentido político en esta Región, en donde vivo, (evidentemente es un punto de vista personal que cualquiera puede debatir) , también en el país en donde vivo y en el continente en donde vivo y en el mundo en donde vivo? Alguien pensará: eres tú el equivocado. Pues no, no creo que esté equivocado si digo que es inaudito que las clases más populares, de menos rancio abolengo y con menos posibilidades económicas estén ubicándose en una postura ideológica ajena y contraria a sus intereses, por mucho que la mona se vista de seda. Mi pregunta es: ¿qué nos hace sentirnos orgullosos de la corrupción? ¿qué nos convierte en  amigos de una ideología que siempre supuso y así se mantiene por muchos cambios  de imagen que quieran  darle en una situación de defensa de todo aquello que no sea público?  La gente de mi edad, hemos comprobado, como desde que se instauró la democracia (en España, ya saben que hace muy poco de eso) todas las medidas económicas más importantes han ido encaminadas a sostener  un bienestar social que, ahora, se desvanece de un plumazo. Aquellos ideales de universalidad en el bienestar se convierten, ahora, en un imprescindible control de todo aquello que no haga ganar dinero a unos particulares que tienen la obligación de enriquecerse mucho, muchísimo, "muchisisisimo" , que dirían el "Chavo del ocho" o la "Chilindrina". Algo está cambiando en una fórmula de aceleración casi semejante a esa que propone que los límites del universo   llegan a una velocidad de la luz que trasciende esa medida universal y única de 300 mil kilómetros por segundo; lo más trágico es que sitúan al hombre en el umbral de lo prescindible (es posible que exclamen con una exagerada frase: "¡Qué bestiaaaa!). Les aseguro que una nueva fórmula de esclavitud está ideada y a punto de ponerse en marcha. No sabemos si es por el peligroso aumento de crías humanas en el planeta, devastadoras donde las haya, o simplemente, porque un gran número de actitudes contradictorias dificultan la monotemática idea que sostiene este sistema que crece y crece a costa de un "siglo de amor", (lo entrecomillo porque  es mucha la sangre vertida para conseguir una serie de logros que empiezan a irse al traste).  Dentro de poco nos dirán: Usted tiene que morirse porque no es productivo ni enriquece al sistema, ya hemos hecho un clon suyo  mucho más eficiente y fuerte. 
Ya saben que estar cara al sol en invierno te permite sustraerte, como hacían los viejos a la realidad más cercana y fantasear con posibilidades que no están muy lejanas de la realidad: es como soñar que te toca una primitiva y empiezas a  gastarte los primeros millones... Señoras y señores no se crean millonarios porque exista tal posibilidad, más vale que indaguen un poco en aquellos principios honestos y claros de compartir con los demás y dejar de sentirnos todos Mae West en ese momento en el que le dice a Cary Grant, (no es Cary Grant pero yo lo imagino porque en aquella época estaba guapo de morirse): "¿llevas una pistola en el  bolsillo o es que te alegras de verme?"

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