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lunes, 23 de abril de 2012

DÍA DEL LIBRO: UN RECUERDO PARA FUTUROS ANALFABETOS







Nadie vaya a pensar qué, porque de vez en cuando escribo unas líneas, tengo vocación de escritor, ni mucho menos; de hecho, no sé escribir con la fluidez necesaria para plantear temas realmente importantes y valiosos para todo el mundo y me planteo siempre a qué es debido que en nuestro país exista una fobia tan inmensa a la escritura y lectura, es casi una fobia ancestral que proviene de la misma literatura. Esa fobia creo que ha sido mantenida con orgullo por los iletrados que nunca tuvieron acceso a la lectura y la escritura en sus haberes personales y en el caso de España siempre se han numerado por millones. Después de 30 años de Democracia el número de analfabetos ha descendido, ahora se les llama de múltiples maneras con calificativos extraños (funcionales, orgánicos, severos, tecnológicos....). En cualquier caso, la incultura ha sido un sello en la historia de este país, lo fue, a pesar de las grandes firmas y de los grandes monumentos a la literatura universal. El pueblo no debía leer, debía mantenerse virgen a los pecados de la lectura y la escritura era la mejor manera de manipular desde púlpitos y tribunas sus intenciones y su destino. La democracia siempre impulsó el saber como fórmula esencial de conquistar la libertad, personal y social de una clase completamente afincada en los pareceres que, quienes sí son maestros de la palabra, inculcaban en gente poco hecha a la oratoria y virgen de lecturas y casi de conocimientos. 

La lectura en este país siempre fue cosa de poseedores de extraordinarias bibliotecas de caras encuadernaciones, a veces, con el sólo afán de complementar una decoración suntuosa en una casa que no podía prescindir, a ojos de los demás, de una nutrida sala despacho, pocas veces usada: lo muestran algunos incunables llegados a la BNE (Biblioteca Nacional de España). Sea como sea, algo claro sí se puede decir al respecto de lo que ocurre actualmente en relación a aquello que ocurrió en el pasado: la incultura es la mejor base en la que asentar ideas marciales, despóticas, sectarias y falsamente libertarias. Hemos visto como quinientos cincuenta años después de la invención de la imprenta, en España es todavía necesaria la invención de un día del libro como si la lectura necesitara de un fomento entre una población que se siente sabia sin leer, sin conocer más allá de un titular de prensa o radio (ahora básicamente la televisión) y ya sabemos cuales son los programas de mayor audiencia (entre ellos no se encuentra REDES, seguro).

La lectura que fomenta la democracia, en general, la conculca una ideología autoritaria que considera el saber patrimonio de los mejores, patrimonio de aquellas mentes que, susceptibles ante su facilidad de adquirir conocimientos, se dejan llevar por la idea de la grandeza personal y egoísta de ideales que afloran siempre desde ese afán de considerar la lectura, la cultura, el conocimiento o el saber como el propio de unos pocos y cuanto menos mejor para que las ideas religiosas sustituyan con más facilidad la idea de la superación por el conocimiento. Este planteamiento que estaba vigente en el siglo XVI aún se mantiene en la España de ortodoxias religiosas y acérrimos enlazamientos con las ideologías más conservadoras y rancias de nuestra sociedad. ¡Qué extraño que en la Era de la auto vertebración de la comunicación, ese tema, siga vigente en las medidas políticas adoptadas por un gobierno que con muchas más sombras que luces torpedea el sistema de igualdad universal jurado en la constitución vigente! Espero que los mejores sean algo más justos que los mejores ( y no es una equivocación, es una paradoja).

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