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martes, 17 de diciembre de 2013

RECORDATORIO: LOS JÓVENES AVENTUREROS ALEJANDRO E IVO



Toda mi vida he tenido un pequeño problema con la percepción de la edad, mi edad. Siempre he visto a todos los demás mucho mayores que yo, muchísimo. Igual poseo el síndrome de Peter Pan o cualquier otro que desconozco, de tal forma que cuando me acerco a alguien, lo hago sin constancia de cómo pueda verme, qué imagen tenga de mí, se haya hecho, o simplemente traiga de casa con sus bagajes propios o ajenos. Vamos, que  cuando me acerco a alguien me acerco sin conciencia ni preámbulo y no entiendo bien ni  mi propio comportamiento. Sólo, que soy yo, tal como soy, sin muchos parapetos, ni miedos, ni distanciamientos (cuando eso ocurre es que no me fío nada y no me gusta nada la persona con la que estoy) Soy espontáneo y quien mata mi forma de ser también mata cualquier atisbo de amistad o relación. Esta confesión íntima podría hacerme mucho daño si no fuera porque ya tengo amaestradas algunas habilidades que no conocía cuando tenía 20 y que me llevaron a vivir una serie de experiencias muy indeseables con gente que parecía honrada. El tiempo, los años, la experiencia son tus compañeras, y buenas administradoras  de eso que llamamos capacidades. El preámbulo es para hablar de esa sensación que yo considero falta de madurez y otros consideran irresponsabilidad, o vete tú a saber qué. Quienes más alzan la voz más suelen hacer el ridículo. En fin, este recordatorio que empecé con mucho brío y que, como alguna vez he criticado en las cosas del amor, tiene arranque de caballo y parada de burro, no debe relación alguna con todas esas cosas antedichas: porque mi homenaje es para quienes despuntan por algo tan sencillo como la curiosidad, capaces de generar en ti un interés propio de quien cree que puede conseguir grandes cosas de ellos, enseñarles el mundo de lo creativo, al menos intentarlo porque los tropiezos son muchos, e iré explicándolos poco a poco. 

A Alejandro Zuñel e Ivo Vilches les conocí en una visita de su Instituto, fueron tan espontáneos y agradables que llamaron mi atención ( e igual había gente que hubiera debido llamarla más o de otra forma) pero fueron ellos quienes, uno con su máquina de fotos, y otro con  su empecinamiento en que ya había escrito un libro, me llevaron en esa magia que yo quería crear en El Laboratorio Sonoro a considerar la posibilidad de invitarles a que fomentaran su creatividad en la radio, un medio que desconocían pero con el que se familiarizaron pronto, -hay que decir en su favor que no son personas cualquiera, son dos tipos llenos de fantasías, jovialidad, buen humor (no hagan caso de sus caras en estas fotografías) y personas que producían un interés especial al comprobar la madurez de sus razonamientos y, ante todo, esa frescura e ingenuidad que arrastraban al querer contar sus cosas-, al querer mostrar sus personalidades -ya maduras- en muchos puntos del discernimiento. Por todo ello, les invité, no recuerdo cómo, si a través de correo electrónico o teléfono a que hicieran un par de pruebas de creatividad. Ambos se dieron cuenta de que la creatividad necesita mucha planificación o mucho talento y en este caso optaron por desplegar lo segundo como buenos jóvenes españoles. A pesar de que no olvidaron  en un intento frustrado convertir su espacio en una serie novelada que no vio la luz en radio por mi culpa y  su  poco creíble actuación (espero que me perdonéis) pero en cambio su espontaneidad superaba con creces esa planificación que nos dejó tirados en algún momento con alguna entrevista pactada muy de antemano y que no pudo hacerse en condiciones poco ventajosas paras ellos, que demostraban una ilusión desmedida por cualquier proyecto. Con Ivo y Alejandro, Alejandro e Ivo preparamos la idea de enseñarles qué querían hacer en la vida, me dieron una lista de sus intereses y ¡anda que no tenemos gente valiosa en Murcia! De esa forma, tuvieron la oportunidad cuando acabaron su curso de bachillerato de fantasear en  algunos programas informándose de asuntos tan imprescindibles para su futuro como: el marketing, el cine, la producción  o escribir, apoyados por esa cantidad enorme de genio que ha dado Murcia en estos últimos años. ( y que yo creo que como siempre es fruto de la evasión forzosa que todo el mundo hace ante la impotencia de poder cambiar un desarrollo histórico a todas luces deficiente y poco próspero en otra cosa que no sean ladrillos, de cualquier tipo) Bueno, después de la pulla, llega mi agradecimiento en este recordatorio a ambos, porque me hicieron rejuvenecer y recordar cuando mi amigo Paco Espinar confió en mí para hacer algunos pinitos en la radio comercial después de pasar meses y meses ideando programas con mi querido Paco Pastor, peleas de estilo incluidas. En fin, volver a los 17 como decía Violeta Parra. Sólo debo  quejarme de su falta de constancia pero la puedo entender, y no solo entender, y justificar en función del ansia que tenían por hacer mil proyectos que van tomando forma y que han convertido en buen número de series audiovisuales, proyectos de estudios y algún que otro amor pasajero  o no. El  colofón de nuestro encuentro radiofónico fue ir a comer a Chinchilla y disfrutar de la feria de Albacete en una tarde magnífica que permitió que nos conociéramos mejor. Ellos han sido la viva muestra de que el interés  a través de la radio alimenta la creatividad, sea cual sea el camino que uno tome después y busque en su vida, y además me permitieron a mí ser consciente de lo provechoso que es ayudar a despertar ese afán en la gente por algo que sin saberlo ama. 
También hay una nota discordante que quiero reseñar y no sé cómo hacerlo para no herir ninguna sensibilidad, pero es normal, muy normal que un joven  se pregunte qué interés tiene este tipo tan mayor en él, es lógico que se lo plantee, aunque la respuesta que den las hormonas sea una respuesta equivocada. 
Por tanto quiero deciros que la edad no es óbice para sentirte joven, tanto como uno pueda, porque los años son falaces y te llenan de arrugas por fuera pero en algunos casos, yo creo que la gente más sana,
se mantiene como un niño por dentro: lleno de ganas de aprender y capaz de cualquier proeza en su trabajo. Al menos así es como yo me he sentido al escribir este recordatorio para dos tipos que llegarán donde quieran llegar si saben administrar su tiempo y conducir convenientemente su interés ( Ya sabéis: uno puede irse pero no hacerse; palabra de Chus Lampreave.

1 comentario:

  1. "Su empecinamiento en que ya había escrito un libro". ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!

    Sí que fue una aventura interesante, sí. Un montón. Parece mentira que ni en la Universidad tengamos contactos como este con ningún medio. ¡Y mucho menos como este!

    Lo bueno de que las cosas se acaben es poder sentarse y escribir sobre ellas. Lo malo, que no vuelva a invitarnos a Alicante. ¡Pero eso tiene fácil arreglo!

    Déjese ver el pelo estas navidades, Don Antonio. El rostro, si le resulta más sencillo.

    ¡Un abrazo desde la capital!

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