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jueves, 28 de marzo de 2013

CONDENADOS A EXPLOTAR

Hollande, el presidente francés, dice: "la austeridad condenará a Europa a explotar". No es un visionario en política el señor Hollande, su desapego a Alemania viene marcada por la impopularidad que ha experimentado en el tiempo que gobierna, con muchos desencuentros, Francia, en la línea roja aún y en la mira de eso que se ha dado en llamar: mercado financiero. Su análisis sí es coherente. Una Europa gobernada por políticos impopulares, odiados incluso, obliga a considerar o recomponer el juego que Alemania, el Banco Central Europeo o los oligarcas de la Comisión, llevan a término con la austeridad como sinónimo de bomba programada, y cuyo gobierno acometen con menos sentido de Estado del que se les presuponía. El gobierno de la Eurozona  se aleja a marchas forzadas de los ideales de sus ciudadanos -y si no es así que alguien  explique el descontento,  el estupor y el odio que se está generando una vez más (tercera vez) hacia su pueblo, sólo porque su líder ha entrado en el enroque de la austeridad-. Europa responde con cambios normativos caprichosos, con desencuentros con un proyecto que ilusionó mientras no faltaron el dinero corriente, las ayudas y el crédito y , ahora, ante este nuevo orden mundial incierto en el que todo lo público es condenado a la privatización, al recorte presupuestario para generar dividendos de monstruosa desigualdad pecuniaria (sólo tienen que ver los sueldos de los consejeros de los bancos ahora nacionalizados y el sueldo de los expolíticos ahora venidos a consejeros de alguna de las empresas que fueron "regaladas" por el gobierno de Aznar a sus amigos y el sueldo de los trabajadores de esas empresas que han sufrido una caída libre, tan libre como las de los denostados funcionarios). ¿Ocurre lo mismo en el resto de Europa? Por lo que estamos viendo noticia tras noticia sí ocurre, es la tendencia, es la pescadilla que se muerde la cola hasta que la bomba programada estalle y, descontroladamente, arrase una vez más el trabajo hecho durante años  para generar unión en vez de disensión, unidad frente al atomismo que los españoles conocemos bien y Europa empieza a practicar.  Es preocupante el desapego que los políticos están mostrando a sus gobernados, incluso cuando sus gobernados se muestran sumisos a la no violencia y en algunos casos son los mismos políticos quienes quieren provocar el descrédito con aseveraciones tan fuera de lugar como la de la gobernadora civil de Madrid o las actuaciones últimas del Ministerio del Interior de España.






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