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viernes, 18 de enero de 2013

LA CORRUPCIÓN



arredrar.

(De arredro).

1. tr. Apartar, separar. U. t. c. prnl.

2. tr. Retraer, hacer volver atrás, por el peligro que ofrece o el temor que infunde la ejecución de algo.U. t. c. prnl.

3. tr. Amedrentar, atemorizar. U. t. c. prnl.

Quería usar ese vocablo porque quiero significar algunas pautas sobre la corrupción y sus efectos inmediatos. En un día histórico para la democracia española, los políticos, así despectivamente, la clase política, se atreve a darnos, como siempre, las órdenes con las que interpretar hechos que no merecen más consideración que la que tienen (ahí va el exabrupto): los españoles hemos conseguido a los representantes del pueblo más sinvergüenzas de todas las democracias occidentales, con menos honor, clase y atisbo de verdad u honradez conocidos en ningún país democrático occidental. La democracia es una mentira, una estrategia de márquetin, un juego de feroces lobos hambrientos por repartirse aquello que aportamos todos a la democracia en el más feroz ataque del neoliberalismo a la base del Estado.

Estos días, históricos, hemos recibido tanta información, tantos "shocks" que evitan la reacción normal de protesta, que podríamos decir sin miedo a equivocarnos que estamos ante un golpe de estado regulado y medido a la democracia española. La justicia es una justicia que no es ciega, sorda o muda, y si así se muestra es en los casos de corrupción más evidentes de este país. Hasta el punto de sacar de su seno al único juez, estrella o no, que se enfrentó a ese monstruo de cien cabezas que es la red de corrupción más evidente y atemorizadora de la democracia. 

La corrupción aparta y separa a quienes han creído firmemente en la democracia, en su seno, sí, como si fuera un "no puedo más ante tanta injusticia programada" permitiendo con su desdén que se acreciente esa tela de araña que empieza a inmovilizarnos a todos. 

--¿Teodoro, a ver si éste va a ser un pueblo de hijos de puta?-- se peguntaba el adorable Jimmy en Amanece que no es poco. Anticipo obvio de la sensación que te invade cuando no encuentras a nadie, nadie te contesta y si lo hace es con mentiras prefabricadas que ahondan más en el gran problema: la falta de una ética colectiva basada en cuatro principios básicos que todos respetemos. No se respeta la verdad, no se respeta la propia palabra, no se respeta nada, absolutamente nada. Todo es cuestionable y asistimos a múltiples verdades que empañan y distorsionan la percepción última de las cosas.

Retraer, hacer volver atrás, por el peligro que ofrece o el temor que infunde la ejecución de algo. Así de claro. Y lo peor de todo es que está basado en la doctrina del shock: Amedrentar, atemorizar.

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