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miércoles, 19 de febrero de 2014

CALIENTE M [IND] UNDI 20140219

En vista de lo diferente que resulta informarse cada día de la situación que vivimos, según seas socio, adepto, simpatizante o simple admirador de un medio cualquiera, he concluido que lo importante siempre no es el fin, es el impacto, la intención con la que se lleva a  término y poco más. Quienes hemos vivido (y pensamos seguir haciéndolo del periodismo) somos conscientes de una realidad: esa cosa  se ha convertido en  una actividad de relaciones públicas y no publicar aquello que te prohíben (Es una definición de George Orwell, no mía, como he podido leer ) y a la vista está por varios motivos: es suficiente que alguien tan sospechoso de credibilidad (sí, lo he dicho bien) como pueda ser el consejero delegado que cobra 14 millones y medio de Euros al año por "consejear" un consorcio de empresas de comunicación camino y proceso de una derechización sin precedentes, salga a la redacción de su periódico a arengar a sus trabajadores señalando que eso no es cierto que el periódico no se está derechizando pero que van a cambiar al director con fines netamente periodísticos (El mundo, La Vanguadia y El País) (tampoco se sabe muy bien qué es derechizar un periódico o una empresa, o sí) o centrarlo en una corriente de acuerdos comerciales que sean una contra oferta a esos medios que han nacido muy libremente y que se comen por los pies a las grandes empresas de comunicación de este país, con una capacidad nueva de movilizar sus titulares en la red y, sobre todo, alejarse de las perniciosas servidumbres a la banca, aunque haberlas probablemente las habrá (siempre encuentran una forma para hacerlas visibles y evidentes); otro de los caminos por los que transcurre esta nueva vía de incorporarse a una información menos domesticada de lo habitual es encontrar que esa información tiene un eco internacional que no poseen los grandes medios, pesados y edulcorados con noticias sobre relaciones públicas y no denuncias sobre situaciones, conflictos, hechos, noticias. Voces de antaño y voces nuevas se unen para denunciar en la red formas evidentes de conocer una información sin la alta cocina a la que nos tienen acostumbrados y saber exponer a la evidencia que un trozo de negro muerto (perdón por la expresión, pero nace de la evidente forma de trato que han recibido del ministerio del interior y la guardia civil) no vale nada, como la vida, aquella canción  que yo recuerdo cantada por Soledad Bravo, pero que firmó Pablo Milnés y que no era otra cosa que una denuncia 40 años anticipada de lo que ahora nos ocurre y adormece como imbéciles dispuestos a ver cualquier actividad delictiva gubernamental como una simple gran maniobra de defensa de la nación española. Es más, estamos acostumbrándonos con mucha frecuencia a que todo aquello que tiene más de 10 horas de vida, como titular, no entre en nuestro criterio de atención o lectura. Alguien ve  las movilizaciones de Kiev como quieren que las veamos o como realmente son, qué conocimientos reales de la situación tenemos los españoles de un movimiento que se dirime en la calle como tantas y tantas propuestas criminalizadas por el gobierrno y la delegación del gobierno en Madrid o por ese adalid del Opus "martilleandi" que es el ministro del interior, vergüenza europea capaz de criticar las vías de comunicación por las que opte cualquier comisario de la UE.

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