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martes, 27 de diciembre de 2011

SEGISMUNDO: LA HISTORIA DE UN OLVIDO


   "¡Ay, mísero de mí, y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo.
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido,
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido"
No es que me supiera "El soliloquio de Segismundo" de la obra de Calderón de la Barca, La Vida es sueño, pero sí que recordaba versos sueltos que, no sé porqué razón, se me entrelazaron con la famosa redondilla de Zorrilla, aquella que pronuncia Don Juan Tenorio - y que por desgracia he tenido que escuchar en las peores dicciones y en las peores interpretaciones posibles-, decía:
 
Clamé al cielo, y no me oyó,
mas, si sus puertas me cierra,
de mis pasos en la Tierra
responda el cielo, no yo.
El caso es, que confundido, trastoqué la autoría de los versos del uno y del otro, y sinceramente, me maravilló cuando el público se me echó encima como el acéite, por hacerlo, y tirando de "wikipedia" me corrigió pertinente e inquisitivamente, recordándome, incluso la redondilla íntegra, de la que yo olvidé un verso. La verdad es que más que mi mala memoria celebro que nuestro siglo de oro no se convierta en un despilfarro de versos que ya sólo descansan, no en el recuerdo de quienes deberían tenerlo, sino en estantes olvidados y en ficheros informáticos que uno no sabe como abrir.

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